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Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Teología, ex capellán y ex profesor Universitario de Ética, Antropología Filosófica e Introducción al Cristianismo.en la Universidad de Navarra. Ex profesor de Ética y de Antropología Teológica en el Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas Pío XII de San Sebastián-Donostia. Redactor de Omnes Magazine en Donostia-San Sebastián

lunes, 20 de noviembre de 2023

"PORQUE TÚ LO VALES": EL MENSAJE DE MONS. FERNANDO PRADO AYUSO A LA DIÓCESIS DE DONOSTIA SAN SEBASTIÁN CON OCASIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

 


PORQUE TÚ LO VALES

EL MENSAJE DE MONS. FERNANDO PRADO AYUSO A LA DIÓCESIS DE DONOSTIA SAN SEBASTIÁN CON OCASIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES

El domingo 20 de noviembre, el mensaje del Obispo de San Sebastián apareció en uno de los medios de comunicación con mayor tirada en Gipuzkoa y  en   la página de “Alfa y Omega” (https://alfayomega.es/porque-tu-lo-vales/)
En  el texto publicado por el periódico local  Mons. Prado mostraba  gráficamente el contraste entre las preocupaciones habituales de una ciudad volcada en el turismo y la presencia evidente de los pobres

“…en nuestra Bella Easo, y en muchos pueblos grandes y pequeños de nuestra provincia de Gipuzkoa, hay gente que vive en el margen (o quizá ya en la otra orilla, sin retorno), que duerme entre cartones, pasa frío, no se puede duchar o ir al servicio con comodidad. El diagnóstico de las instituciones de nuestro entorno que trabajan con las personas pobres es unánime: mientras la llamada al bienestar sube cada vez más de volumen, el volumen del que vive en la pobreza se silencia cada vez más”.

El Obispo de San Sebastián reconociendo el esfuerzo que tanto las instituciones públicas como las eclesiales y los voluntarios ponen al servicio de los pobres, señalaba que es preciso hacer más: “no es suficiente. Se puede hacer más. Es cuestión de prioridades·.

Otro acento en el mensaje de Mons. Prado recuerda la específica misión de la Iglesia en la atención a los pobres que no ha de confundirse con las ideologías: “No olvidemos tampoco que en la Iglesia no hacemos nunca nada, ni tampoco servimos a los hermanos necesitados desde una ideología, o por una ideología política. Lo hacemos desde la fe e iluminados por el Evangelio de Jesús”.

Se transcriben a continuación las palabras del mensaje publicado en el periódico local

 

PORQUE TÚ LO VALES

Celebramos este domingo una nueva Jornada Mundial de los Pobres. Convocados por el Papa Francisco bajo el lema bíblico No apartes tu rostro del pobre (Tb 4, 7), la Iglesia nos invitó a todos, también a los no creyentes, a tomar nueva conciencia de que hay personas con rostro, con historia, con corazón, a las que no deberíamos nunca apartarles la mirada.

 

En el día de mi ordenación episcopal hablé de ellos. Son los que no hacen historia, los que no forman parte de la historia. Todo lo más, a veces forman parte de alguna crónica en los periódicos, generalmente de la crónica negra. Nos cuesta mirarlos. Algunos se recogen por las noches, después de rebuscar algo que comer en los contenedores de basura, para refugiarse en algún cajero, algún recoveco, algún portal de nuestras casas o algún atrio de nuestros templos. Otros buscan algo de calor y compañía en los escasos albergues que tienen a su disposición. Son los que no cuentan.

 

Nuestra vida ciudadana está preocupada, generalmente, por cosas que nos parecen más importantes. Tenemos el foco puesto en nuestras ideas de país, en nuestro equipo de fútbol y en nuestras aficiones. También nos preocupa que acaben cuanto antes las molestas obras en nuestras calles, para poder ver cómo las plazas de nuestros pueblos o cómo nuestra Bella Easo resplandece ante los ojos de todo el mundo. En esto también invertimos muchas energías, pasiones y no poco presupuesto público.

 

Pero la verdad es que en nuestra Bella Easo, y en muchos pueblos grandes y pequeños de nuestra provincia de Gipuzkoa, hay gente que vive en el margen (o quizá ya en la otra orilla, sin retorno), que duerme entre cartones, pasa frío, no se puede duchar o ir al servicio con comodidad. El diagnóstico de las instituciones de nuestro entorno que trabajan con las personas pobres es unánime: mientras la llamada al bienestar sube cada vez más de volumen, el volumen del que vive en la pobreza se silencia cada vez más.

 

Pero por mucho que miremos para otro lado, ahí están. Cáritas, en sus cualificados informes, señala que los que piden ayuda han cambiado de perfil. No son números, son personas. Las personas que demandan nuestros servicios son, preocupantemente, cada vez más jóvenes y tienen un rostro más femenino. Un pequeño ejército unos mil voluntarios de Cáritas en toda Gipuzkoa, junto con muchas otras personas que espontáneamente ayudan desde iniciativas ciudadanas, ven que el rostro de los que nos necesitan es cada vez más multicolor.

 

La labor de estos voluntarios, por cierto, es encomiable. ¡Les debemos tanto! No solo por su servicial y desinteresada entrega. Lo que más conmueve es lo que dicen con lo que hacen. Cada cosa que hacen por los que están al otro lado les comunica: tú lo vales, tú tienes dignidad. Y eso se lo están diciendo a ellos directamente y también a nosotros que, como ciudadanos, necesitamos escuchar una y otra vez ese clamor por la dignidad. Si de algo estoy convencido es de que restablecer o tutelar la dignidad de los más débiles contribuye a la fraternidad humana y salvaguarda la imagen de Dios impresa en cada persona.

 

Nuestras instituciones eclesiales no llegan. Las iniciativas ciudadanas tampoco. No se nos puede exigir más. A las instituciones civiles, sean del color que sean, sí. Cada pobre que vemos en nuestras calles nos habla de los límites de nuestras instituciones públicas. Me consta que muchos de nuestros políticos y gobernantes en nuestra ciudad y en nuestros pueblos están en esta onda de compromiso y no miran para otro lado. Hay que darles las gracias por lo que hacen, ciertamente, pero también hay que decirles: no es suficiente. Se puede hacer más. Es cuestión de prioridades.

 

A nuestros queridos diocesanos, especialmente, quisiera decirles que, aunque no siempre esté a nuestro alcance la solución de los problemas de los desfavorecidos, no podemos dejar de recordarnos e insistir en que la atención a los pobres es una gloria de la Iglesia, un signo que la sociedad reconoce y valora. Es evangelizar sin palabras. Una Iglesia lejana a los pobres sería opaca, poco creíble, porque no reflejaría el amor de Jesucristo por los últimos. Nunca lo olvidemos.

 

No olvidemos tampoco que en la Iglesia no hacemos nunca nada, ni tampoco servimos a los hermanos necesitados desde una ideología, o por una ideología política. Lo hacemos desde la fe e iluminados por el Evangelio de Jesús. Benedicto XVI dijo en cierta ocasión que «si la Iglesia comenzara a transformarse directamente en sujeto político, no haría más por los pobres y por la justicia, sino que haría menos, porque perdería su independencia y su autoridad moral, identificándose con una única vía política y con posiciones parciales opinables. La Iglesia es abogada de la justicia y de los pobres, precisamente, al no identificarse con los políticos ni con los intereses de partido». (Ceremonia de apertura de la Conferencia de Aparecida, 2007).

 

Esta es la mirada que fundamenta todo discurso sobre la dignidad. Esa que no aleja el rostro del pobre, sino que, más allá de nuestras ideas, o de lo mucho o poco que hagamos, le dice: tú lo vales.

 

Informó: Rafael Hernández Urigüen, Redactor de Omnes Magazine.

Imagen: Diócesis


domingo, 12 de noviembre de 2023

CARTA DE MONS. JOSEBA SEGURA PARA EL DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA: "AGRADECIDOS POR NUESTRA FE". TESTIMONIAR PÚBLICAMENTE LA FE ANTE LA PRESIÓN SOCIAL QUE PRETENDE RELEGARLA AL ÁMBITO PRIVADO.

 







CARTA DE MONS. JOSEBA SEGURA PARA EL DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA: AGRADECIDOS POR NUESTRA FE. TESTIMONIAR PÚBLICAMENTE LA FE ANTE LA PRESIÓN SOCIAL QUE PRETENDE RELEGARLA AL ÁMBITO PRIVADO.

 

La fe, para quien la tiene, no puede ser un elemento vergonzante, sino una condición que orienta visiones, perspectivas, prioridades y decisiones cotidianas, tanto en el ámbito privado como en el comunitario, en el convencimiento de que Cristo y el Evangelio son fuente de sabiduría y de coraje para todas las dimensiones de nuestra existencia. ( Mons. Joseba Segura)

 

La carta publicada con ocasión del Día de la iglesia diocesana, bajo el título “Agradecidos por nuestra fe”, recuerda el valor de este don que ilumina el sentido de la existencia humana y orienta las acciones y comportamientos.

 

El Obispo de Bilbao constata las dificultades para manifestar la fe personal en público, mal recibida habitualmente por la presión social que pretende relegarla al ámbito privado. Aun así, Mons. Segura constata que “algo está cambiando” hay personas y grupos que ya manifiestan su fe en público y actúan en consecuencia.

 

Aunque el “orgullo” al que se refiere el lema de esta jornada no signifique de ningún modo sentimiento de superioridad y la certeza de la verdad de Cristo reclama una actitud humilde y respetuosa con quienes no la comparten, el respeto a esas opiniones, recuerda el obispo, “no puede significar relativización en los debates públicos de nuestro modo de entender la dignidad de la vida humana, o de los ideales de justicia y de verdad que propone el Evangelio”.

 

Termina recordando que la iglesia  diocesana, como comunidad de creyentes camina agradecida por el don de la fe con el convencimiento de que “el proyecto de Dios para este mundo no es nunca un mensaje más, sino una propuesta capaz de hacernos crecer como seres humanos, capaz de fortalecer nuestras familias y comunidades que están débiles, capaz de animarnos a asumir responsabilidades públicas, capaz de abrir nuestras mentes y nuestros corazones al deseo de preservar y fortalecer una sociedad más humana, más abierta y mejor integrada”.

 

 

 

A continuación, se reproduce el texto completo:

 

Agradecidos por nuestra fe

 

La Iglesia que camina en Bizkaia celebra este año el día de la Iglesia Diocesana con un lema que refleja nuestro agradecimiento por el valor y los aportes que nuestra fe tiene, al iluminar nuestro modo de entender la existencia humana, y orientar nuestro actuar. Entre nosotros hubo un tiempo en el que casi todas las personas eran bautizadas y una gran mayoría se consideraba creyente. Hoy, en algunos ambientes, no es fácil reconocerse como cristiano, y menos opinar y actuar de manera consecuente. La expresión pública de una fe personal no es ordinariamente bien recibida. Existe una presión social, implícita o explícita, que quisiera ver las creencias religiosas relegadas al ámbito de lo privado. No es fácil rezar en un restaurante, o referirse explícitamente a Dios en un discurso. Lo aceptamos en personas de otras culturas, de otras religiones con más naturalidad que entre quienes hemos nacido y vivimos en una tradición con profundas raíces e inevitables referencias cristianas de las que, sin embargo, muchos quieren tomar distancia, al menos públicamente.

 

Pero algo está cambiando. Aquí y allá surgen personas y grupos que se atreven a superar esas barreras, presentándose explícitamente como creyentes y actuando con convicción de modo consistente con nuestra fe. La valoración de esa fe, la certeza de que constituye un valor para la vida propia y la de quienes la aceptan, ese “orgullo” al que se refiere el lema de este año, no significa en modo alguno ningún sentimiento de superioridad. Al contrario, la certeza de la verdad de Cristo conlleva una actitud profundamente humilde y respetuosa hacia quienes no comparten nuestra fe religiosa. Los creyentes queremos colaborar en lo posible con todas las personas de buena voluntad, especialmente aquellas que tienen responsabilidades públicas. Pero el respeto a otras opiniones y propuestas no puede significar relativización en los debates públicos de nuestro modo de entender la dignidad de la vida humana, o de los ideales de justicia y de verdad que propone el Evangelio. La fe, para quien la tiene, no puede ser un elemento vergonzante, sino una condición que orienta visiones, perspectivas, prioridades y decisiones cotidianas, tanto en el ámbito privado como en el comunitario, en el convencimiento de que Cristo y el Evangelio son fuente de sabiduría y de coraje para todas las dimensiones de nuestra existencia.

 

El camino de la fe nunca se hace en soledad. En este día de la Iglesia Diocesana nos presentamos como comunidad de creyentes que camina en Bizkaia agradecidos por el don de la fe que hemos recibido, convencidos de que, en medio del ciclón fragmentado y confuso de propuestas contradictorias de sentido que forman parte de nuestro entorno cotidiano, el proyecto de Dios para este mundo no es nunca un mensaje más, sino una propuesta capaz de hacernos crecer como seres humanos, capaz de fortalecer nuestras familias y comunidades que están débiles, capaz de animarnos a asumir responsabilidades públicas, capaz de abrir nuestras mentes y nuestros corazones al deseo de preservar y fortalecer una sociedad más humana, más abierta y mejor integrada.

 

+ Joseba Segura
Obispo de Bilbao
Domingo, 12 de noviembre de 2022

 

Informó: Rafael Hernández Urigüen, Redactor de Omnes Magazine.

(Textos e imagen facilitados por la Delegación de MCS)