CARTA DE MONS. JOSEBA SEGURA PARA EL DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA: AGRADECIDOS POR NUESTRA FE. TESTIMONIAR PÚBLICAMENTE LA FE ANTE LA PRESIÓN
SOCIAL QUE PRETENDE RELEGARLA AL ÁMBITO PRIVADO.
La fe, para quien la tiene, no puede ser un
elemento vergonzante, sino una condición que orienta visiones, perspectivas,
prioridades y decisiones cotidianas, tanto en el ámbito privado como en el
comunitario, en el convencimiento de que Cristo y el Evangelio son fuente de
sabiduría y de coraje para todas las dimensiones de nuestra existencia. ( Mons. Joseba Segura)
La carta publicada
con ocasión del Día de la iglesia diocesana, bajo el título “Agradecidos por
nuestra fe”, recuerda el valor de este don que ilumina el sentido de la existencia
humana y orienta las acciones y comportamientos.
El Obispo de Bilbao
constata las dificultades para manifestar la fe personal en público, mal recibida
habitualmente por la presión social que pretende relegarla al ámbito privado. Aun
así, Mons. Segura constata que “algo está cambiando” hay personas y grupos que ya manifiestan su fe en
público y actúan en consecuencia.
Aunque
el “orgullo” al que se refiere el lema de esta jornada no signifique de ningún
modo sentimiento de superioridad y la certeza de la verdad de Cristo reclama una
actitud humilde y respetuosa con quienes no la comparten, el respeto a esas
opiniones, recuerda el obispo, “no puede significar relativización en los
debates públicos de nuestro modo de entender la dignidad de la vida humana, o
de los ideales de justicia y de verdad que propone el Evangelio”.
Termina
recordando que la iglesia diocesana, como
comunidad de creyentes camina agradecida por el don de la fe con el
convencimiento de que “el proyecto de Dios para este mundo no es nunca un
mensaje más, sino una propuesta capaz de hacernos crecer como seres humanos,
capaz de fortalecer nuestras familias y comunidades que están débiles, capaz de
animarnos a asumir responsabilidades públicas, capaz de abrir nuestras mentes y
nuestros corazones al deseo de preservar y fortalecer una sociedad más humana,
más abierta y mejor integrada”.
A
continuación, se reproduce el texto completo:
Agradecidos por nuestra fe
La Iglesia que
camina en Bizkaia celebra este año el día de la Iglesia Diocesana con un lema
que refleja nuestro agradecimiento por el valor y los aportes que nuestra fe
tiene, al iluminar nuestro modo de entender la existencia humana, y orientar
nuestro actuar. Entre nosotros hubo un tiempo en el que casi todas las personas
eran bautizadas y una gran mayoría se consideraba creyente. Hoy, en algunos
ambientes, no es fácil reconocerse como cristiano, y menos opinar y actuar de
manera consecuente. La expresión pública de una fe personal no es
ordinariamente bien recibida. Existe una presión social, implícita o explícita,
que quisiera ver las creencias religiosas relegadas al ámbito de lo privado. No
es fácil rezar en un restaurante, o referirse explícitamente a Dios en un
discurso. Lo aceptamos en personas de otras culturas, de otras religiones con
más naturalidad que entre quienes hemos nacido y vivimos en una tradición con
profundas raíces e inevitables referencias cristianas de las que, sin embargo,
muchos quieren tomar distancia, al menos públicamente.
Pero algo está
cambiando. Aquí y allá surgen personas y grupos que se atreven a superar esas
barreras, presentándose explícitamente como creyentes y actuando con convicción
de modo consistente con nuestra fe. La valoración de esa fe, la certeza de que
constituye un valor para la vida propia y la de quienes la aceptan, ese
“orgullo” al que se refiere el lema de este año, no significa en modo alguno
ningún sentimiento de superioridad. Al contrario, la certeza de la verdad de
Cristo conlleva una actitud profundamente humilde y respetuosa hacia quienes no
comparten nuestra fe religiosa. Los creyentes queremos colaborar en lo posible
con todas las personas de buena voluntad, especialmente aquellas que tienen
responsabilidades públicas. Pero el respeto a otras opiniones y propuestas no
puede significar relativización en los debates públicos de nuestro modo de
entender la dignidad de la vida humana, o de los ideales de justicia y de
verdad que propone el Evangelio. La fe, para quien la tiene, no puede ser un
elemento vergonzante, sino una condición que orienta visiones, perspectivas,
prioridades y decisiones cotidianas, tanto en el ámbito privado como en el
comunitario, en el convencimiento de que Cristo y el Evangelio son fuente de
sabiduría y de coraje para todas las dimensiones de nuestra existencia.
El camino de
la fe nunca se hace en soledad. En este día de la Iglesia Diocesana nos
presentamos como comunidad de creyentes que camina en Bizkaia agradecidos por
el don de la fe que hemos recibido, convencidos de que, en medio del ciclón
fragmentado y confuso de propuestas contradictorias de sentido que forman parte
de nuestro entorno cotidiano, el proyecto de Dios para este mundo no es nunca
un mensaje más, sino una propuesta capaz de hacernos crecer como seres humanos,
capaz de fortalecer nuestras familias y comunidades que están débiles, capaz de
animarnos a asumir responsabilidades públicas, capaz de abrir nuestras mentes y
nuestros corazones al deseo de preservar y fortalecer una sociedad más humana,
más abierta y mejor integrada.
+ Joseba Segura
Obispo de Bilbao
Domingo, 12 de noviembre de 2022
Informó: Rafael Hernández Urigüen, Redactor
de Omnes Magazine.
(Textos
e imagen facilitados por la Delegación de MCS)
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